Quizá nos esté empezando a pesar
demasiado
esto de ir acumulando tanta
tristeza;
o quizá padezcamos
ese síndrome de Diógenes actual,
donde nuestros políticos
dejan sus bolsas de la basura
en la entrada de nuestra puerta.
Quizá, simplemente, nos estemos
quedando sin ganas
y se nos esté empezando
a notar en la voz;
o quizá sea este gélido diciembre,
que empieza a parecerse a dormir
con un iceberg
atándose los zapatos
a los pies de nuestra cama.
Pero venía a contarte
que ya he visto en otro lugar
esos ojos,
y no fue muy lejos de aquí.
Que prefiero que me digas
que tienes miedo de no estar a
la altura,
a que me digas:
“acabo de llegar a la cumbre de aquel
sitio
y creo que debería haber estado
un poco más alta”.
Que la primavera no deja de ser
un jardín lleno de flores de un
día,
que no saben ni aceptan morir;
y que yo tengo grabadas todas las
hojas de este otoño
para que puedas ver, de verdad,
lo que es caer con estilo;
y que guardo el frío embotellado
para brindarte el invierno
que está por venir.
Quizá todo esto
no te parezca gran cosa,
pero entiendo
que se puede también:
morir de ganas
y matar de placer.
Y si es por ti,
hasta vivir en el intento.
ay, qué bonito....
ResponderEliminaresta parte me ha enamorado:
``Pero venía a contarte
que ya he visto en otro lugar esos ojos,
y no fue muy lejos de aquí.
Que prefiero que me digas
que tienes miedo de no estar a la altura,
a que me digas:
“acabo de llegar a la cumbre de aquel sitio
y creo que debería haber estado un poco más alta”.
Que la primavera no deja de ser
un jardín lleno de flores de un día,
que no saben ni aceptan morir;''
Quizá todo esto
ResponderEliminarno te parezca gran cosa,
pero entiendo
que se puede también:
morir de ganas
y matar de placer.
Y si es por ti,
hasta vivir en el intento.
que bontio!! por dios. Y que voz leyendo.
Un saludo!!