Año II (d. de ti)
El Otoño y su extraña manía
de escupir al suelo hojas
que escribiría a doble cara para ti.
O este octubre rojo-putón,
tan de madera de roble febril
que me pilla
tragando
nudillos como anginas.
Y yo que creía
en el odio a primera vista,
voy y me ciego de amor.
Se me ha empalmado el alma.
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